El final de agosto encajó perfecto con el cierre del raid político que Mauricio Macri inició el primer día del mes con el relanzamiento del PRO en un imponente acto en La Boca. Su visita del jueves 29 a Entre Ríos para participar del acto de la Fundación Pensar, el think tank partidario, fue la última aparición pública que hará por un tiempo, ya que este sábado viajó a Mauritania, en África, por compromisos por su rol en la FIFA, y luego irá a Corea del Sur, país al que fue invitado el ex presidente.
En este vertiginoso invierno Macri no sólo asumió la conducción del partido que fundó hace más de 20 años, sino que lo volvió a poner en vidriera buscando mostrar autonomía y ser equidistante del oficialismo: aliados, pero no fusionados. Ese leitmotiv le planteó a Javier Milei en los múltiples encuentros que mantuvieron en Olivos y es el mismo que trasladó a su tropa tanto a nivel legislativo como desde los valores e ideas que el partido intentará transmitir.
Los cortocircuitos en el Congreso entre ambos espacios fueron varios, con el rechazo al DNU con fondos reservados millonarios para la SIDE y el aval a la reforma jubilatoria de la oposición como principales episodios de tensión, aunque también con el cuestionamiento abierto de Macri hacia el candidato del Gobierno para la Corte Suprema, el juez federal Ariel Lijo. Y desde lo discursivo, con las críticas hacia «el entorno» presidencial, identificado directamente con el todoterreno asesor Santiago Caputo.
Los próximos pasos de Macri
Antes de partir de viaje al exterior por dos semanas, en su visita a Paraná, Macri dejó algunas señales respecto a sus pasos a seguir y a los lineamientos que bajará dentro del partido.
El ex presidente llegó a la capital entrerriana temprano, cerca de las 15.30, y se quedó allí cuatro horas. Presenció todos los paneles del evento de Pensar, que cerró con un discurso de 20 minutos, en el que evitó hacer demasiadas menciones a la relación con el Gobierno y soltó frases y gestos hacia el futuro.
La cumbre de la Fundación Pensar, en Paraná.Tal vez la autocrítica más contundente que hizo Macri, repetida en otras ocasiones, fue haberse definido como un «pésimo diputado» en su etapa legislativa entre 2005 y 2007, de la que «pude escaparme rápidamente».
No parece casual la frase, en tiempos en que suena como posible candidato a senador por la ciudad de Buenos Aires en 2025, una apuesta que algunos perciben como obligada y otros como demasiado riesgosa para un partido que está intentando reconstruir su identidad y que necesita recuperar en las urnas el crédito perdido en las últimas elecciones, con la irrupción de Milei en la escena política.
En ese camino, Macri se imagina a sí mismo como lo que viene siendo. Un ex presidente dispuesto a colaborar en el diálogo cotidiano con el actual jefe de Estado, y a aceitar lazos a nivel legislativo y en lo que tiene que ver con la formación de equipos con un gobierno con el que coincide plenamente en el rumbo económico pero tiene matices en el rumbo institucional. Y dentro del PRO, como un armador de cuadros que le permitan al espacio seguir siendo competitivo en los próximos años.
Sin Horacio Rodríguez Larreta dentro del día a día del partido desde hace tiempo y en pleno conflicto con la actual titular del espacio, hoy funcionaria libertaria, Patricia Bullrich, Macri delega gran parte del armado del diseño del nuevo PRO en María Eugenia Vidal, con quien tras algunas diferencias vive una suerte de revival en la relación casi paternalista que siempre tuvo.
Pensar empezó una nueva etapa. No tenemos miedo a renovarnos porque seguimos creyendo que podemos ser mejores. Con humildad, trabajo, equipo y escucha. Las puertas de la fundación están abiertas para todos los ciudadanos que siempre creyeron y creen en el cambio. @mariuvidal pic.twitter.com/alAtcViV6b
— Fundación Pensar (@fpensar) August 30, 2024 Titular de la Fundación Pensar, la ex gobernadora bonaerense y actual diputada parece dispuesta a tomar ese legado que Macri le pide preservar. Fue ella la que hizo todos los pasos en la escuelita PRO, incluso desde antes de su fundación, en los últimos 25 años, y parece ser ella la persona en la que Macri más confía a nivel partidario desde que reasumió la conducción.
El jueves, en Paraná, la llamó de manera afectuosa «La Piba», el apodo histórico de Bullrich, y la floreó con innumerables elogios. Falta casi un año para las elecciones legislativas y todo puede cambiar, pero Macri piensa a Vidal como la candidata a senadora del PRO en la Ciudad, alianza con los libertarios mediante o por afuera de una coalición.
En la intimidad, Vidal parece revitalizada. Le seduce políticamente la idea de reconvertir al PRO desde Pensar, una escuela de gobierno que pone a disposición no sólo de los dirigentes macristas sino también del joven espacio libertario en caso de que se cierre una sociedad electoral.
A diferencia de otros tiempos, no descarta ser candidata si hay un consenso total en torno hacia su postulación y el partido decide que es ella la que tiene que jugar el año que viene. Con Milei adentro, o con Milei afuera, es la carta que perfila Macri dentro del PRO para competir por una plaza fundamental.