El Gobierno nacional desplazó este miércoles a las autoridades de la Superintendencia de Servicios de Salud. Se trata de Enrique Rodríguez Chiantore y Nicolás Striglio, que habían llegado en el inicio de la gestión de Javier Milei. En sus lugares asumirán Gabriel Oriolo y Claudio Stivelman.
El cambio se hizo un día después del paro de la CGT, lo que implica un mensaje a los líderes sindicales. Es que la Superintendencia, que maneja una caja millonaria de fondos que necesitan las obras sociales sindicales, es la encargada de llevar adelante la desregulación del sistema de salud que impulsa Javier Milei.
Lo curioso es que tanto la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, ni en la Secretaría de Trabajo, a cargo de Omar Yasín, a cargo del vínculo formal con la CGT, estaban avisados de los cambios. «Esto lo decidió el Presidente y el jefe de Gabinete (Nicolás Posse) directo, ni siquiera (el ministro de Salud, Mario) Russo», aseguró a este diario una fuente bien informada.
El Ministerio de Salud, que en principio iba a ser secretaría, fue uno de los sectores con más suspenso en la designación de autoridades. Finamente, horas antes de la asunción de Milei en la Casa Rosada, se definieron los nombres. Y Chiantore había asumido al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud, un hombre de Patricia Bullrich y con experiencia en la función pública, secundado por Striglio.
Roberto Baradel en la marcha de la CGt por el paro. Foto Juano Tesone.Menos de dos meses más tarde, sin embargo, ambos fueron cesanteados.
Desde el área de Salud, se limitaron a indicar a Clarín a que los cambios responden a que había «diferencias de criterios» y al descontento de la Casa Rosada porque «no se estaba avanzando en los objetivos que se habían planteado desde el Poder Ejecutivo» para el organismo, que regula a todos los actores involucrados en el sector de la Salud (prepagas, obras sociales).
No obstante está detrás la cuestión política y la pelea con la CGT: mientras Rodríguez Chiantore, quien había tenido un paso como jefe de Gabinete de Jorge Lemus durante la Presidencia de Mauricio Macri; y Striglio, que en la gestión de Alberto Fernández había tenido un rol en la Súper y fue ascendido a gerente general por Milei, no fueron objetados por la cúpula gremial, en especial por José Luis Lingieri (Obras Sanitarias).
No era un asunto menor la opinión de los popes. Vale el repaso: en diciembre, antes de que la central obrera convocara a un paro y en medio de la cruzada contra los piqueteros, la Casa Rosada tenía una mirada positiva de los gremios. Tanto que el propio Milei resaltaba en privado que los sindicalistas «no» eran «parte del problema de la Argentina» y que, a diferencia de otros sectores políticos, «sí la ven».
Pablo Moyano y Hugo Yaski en el paro de la CGT. Foto Marcelo Carroll.En consecuencia, el viraje abrupto de esa relación bien puede explicar los cambios. Quienes conocen el estrecho vínculo entre los gremios y el área de Salud recuerdan, con cierta malicia, que Rodríguez Chiantore ya vivió una situación similar durante el gobierno de Cambiemos: Macri le pidió la renuncia en medio del segundo paro nacional que le realizó la CGT, en diciembre de 2017.
En cambio, Oriolo y Stivelman son mirados con más desconfianza: el primero se desempeñó hasta el mes pasado como gerente de procesos y operaciones de la prepaga OSDE.
Enrique Chiantore, referente de Salud de Juntos por el Cambio. Lo desplazaron de un organismo clave.Sin mencionar detalles de las compañías en las que se desempeñó, en su informe de presentación de Oriolo, el Gobierno consignó que tiene 57 años, es licenciado en Administración de Empresas y y tiene un largo recorrido en el sector previsional y de seguros. También que estuvo a cargo de áreas de Procesos y Sistemas, prestaciones médicas y Desarrollo estratégico.
Stivelman, por su parte, es un médico con 42 años de trayectoria. En los últimos 36, además, se desempeñó en funciones de seguridad social y manejo de obras sociales: en rigor, fue gerente del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas