Por increíble que parezca, Zulema Coria está motorizando la medida de fuerza desde las playas brasileras. El paro que ha generado un colapso en la atención a los afiliados, poniendo en riesgo la salud de enfermos y ancianos, es impulsado por su líder desde la comodidad y el lujo, con el único propósito de defender sus privilegios.
La situación, derivada de la exigencia de renovación de 126 contratos vencidos, se intensifica mientras los pacientes expresan su malestar por las dificultades para acceder a servicios básicos. Algo que no parece importarle mucho a quien fuera una de las punteras de Capitanich con más llegada al ex gobernador.
Desde la gestión anterior, el sindicato liderado por Coria reclama la renovación de contratos, que alegan son producto de “contrataciones políticas” realizadas durante el “operativo retirada de Capitanich”. A pesar de las promesas de atención a urgencias, los trámites no se resuelven satisfactoriamente, generando descontento entre los afiliados y sus familiares.
La disputa entre las nuevas autoridades y el gremio, vinculado al Peronismo, evidencia un conflicto político que afecta la operatividad de la obra social. Mientras tanto, la comunidad se pregunta si los organismos de derechos humanos y el Defensor del Pueblo intervendrán para garantizar la atención y la salud de quienes dependen de InSSSeP en medio de esta crisis.