Jannik Sinner cerró el mejor año de su carrera -y una semana soñada en suelo español- con un título histórico. El número cuatro del mundo, subcampeón hace una semana en el Torneo de Maestros, selló la victoria de Italia ante Australia en las Finales de la Copa Davis que se disputaron en Málaga y aseguró la segunda consagración de su país en el tradicional certamen países, 47 años después de la primera.
El nacido en San Candido derrotó en el segundo punto del duelo por el trofeo a Alex de Miñaur por 6-3 y 6-0 y logró que el conjunto italiano volviera a levantar la Ensaladera de Plata, que había ganado en 1976. En el arranque de la jornada, Matteo Arnaldi había superado por 7-5, 2-6 y 6-4 a Alexei Popyrin y le había dado la ventaja inicial a los capitaneados por Filippo Volandri.
Con solo 22 años, Sinner se puso el equipo al hombro, ante la ausencia de Matteo Berrettini, alejado de las canchas desde el US Open, en una temporada de muchas lesiones, pero que igual estuvo acompañando a sus compatriotas en Málaga. La joven estrella italiana no acusó el cansancio de un año larguísimo y lideró con una naturalidad inusual para su corta edad el paso triunfal de la Azzurra por el pabellón Martín Carpena.
Jannik fue clave en los tres triunfos de Italia en las Finales. En cuartos, venció a Tallon Griekspoor en el segundo singles del choque ante Países Bajos y luego se asoció con Lorenzo Sonego para superar a la dupla neerlandesa Griekspoor/Wesley Koolhof.
En semis, fue el héroe del triunfo ante la Serbia de Novak Djokovic. Es que tras la caída de Lorenzo Musetti ante Miomir Kecmanovic en el primer partido, él levantó tres match points en el tercer set ante el número uno del mundo -y unos de los mejores, si no el mejor, de la historia- y terminó llevándose una victoria inédita para igualar la serie. Es que nunca en toda su carrera Nole había perdido un encuentro tras tener tres puntos de partido.
Más tarde, con Sonego de compañero, Sinner volvió a superar a Djokovic, que en pareja con Kecmanovic no pudo evitar la derrota en dos sets en el dobles decisivo, que metió a Italia en la final.
Fue una demostración de carácter y madurez del joven italiano ante una leyenda viva del tenis. Un sábado inolvidable que no hizo más que darles la razón a quienes, como hizo el mismo Djokovic hace algunos días, le auguran a Jannik un futuro brillante.
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