Hace diez años y cinco meses, la familia de María Cash, la joven desaparecida en julio de 2011 en Salta, recibió una llamada en la línea de teléfono de su casa. Una mujer que no se identificó avisó que al camionero Héctor Romero “no se lo había investigado bien”. La voz anónima también sostuvo que el cuerpo de diseñadora de indumentaria había sido arrojado a un dique.
Después de que Máximo Cash, hermano de la joven, le comunicara a los funcionarios judiciales la información aportada en la llamada anónima, se tomaron una serie de medidas de prueba, entre ellas un informe sobre el dique El Tunal, donde, según lo que había dicho la mujer, había sido arrojado el cuerpo de la diseñadora. Se pidió datos como la profundidad de las aguas, la sedimentación y sobre la factibilidad de que buzos se sumerjan a buscar un cuerpo.
Una década después de esa comunicación, que la familia Cash puso en conocimiento de funcionarios judiciales, Romero, que ahora tiene 71 años, está imputado de homicidio calificado por alevosía. Fue detenido el martes pasado. Y ayer, después de ser indagado por la jueza federal Mariela Giménez, se le dictó la prisión preventiva.
“Todo indica que Romero le quito la vida a María Cash e hizo desaparecer el cuerpo. No es que la causa se reactivó, nunca dejó de investigarse. La persona [Romero] va a quedar detenida. El Ministerio Público Fiscal va a solicitar rastrillaje sobre zonas particulares. En una hipótesis inicial se podría decir que actuó solo, pero llama la atención el silencio de su entorno”, sostuvo el fiscal general Eduardo Villalba en un cuarto intermedio de la declaración indagatoria del sospechoso. El representante del Ministerio Público fue quien solicitó la detención del camionero.
Romero siempre estuvo bajo sospecha de los investigadores. Fue la última persona que vio a Cash antes de que se perdiera su rastro. Se sabe que la levantó en la ruta cuando hacía dedo. A fines de julio de 2011, cuando la causa se tramitaba en la Justicia provincial y cuando recién se habían cumplido 20 días de la desaparición de la joven, se ordenó un allanamiento en su casa, en General Güemes, en Salta.
El resultado fue negativo. También se inspeccionó el camión que conducía para la empresa para la cual todavía trabaja. Se trata del vehículo en el que se subió Cash. No se encontraron rastros hemáticos, según informaron a LA NACION fuentes judiciales.
También personal de la actual Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) hizo un análisis del teléfono celular de Romero, que confirmó que el 8 de julio de 2011, día de la desaparición de Cash, llegó a Joaquín V. González a las 19. Regresó a General Güemes a las 22.
El 14 de julio de 2011, dos semanas antes de que su casa fuera allanada, Romero declaró como testigo por primera vez. Sostuvo que se cruzó con ella a la altura de la rotonda previo al ingreso a la ciudad de General Güemes. Dijo que la levantó y la trasladó hasta la finca denominada El Estanque, sobre la ruta 34.
Pero, 15 días después, cambió su versión y situó el encuentro en el paraje Palomitas, sobre la misma ruta, explicaron fuentes judiciales. En esa declaración afirmó que la joven tenía mucho olor a transpiración, que se la veía como “perdida mentalmente”.
En una tercera declaración, el 28 de agosto de 2019, volvió a cambiar el lugar donde se encontró a la joven diseñadora y afirmó que la dejó en la gruta de la Difunta Correa, también sobre la ruta 34.
Pasaron diez años de la última declaración como testigo. Ahora, Romero pasó a ser sospechoso de un homicidio.
La causa tuvo un giro y avanzó hacia Romero después de que el fiscal Villalba analizara toda la causa y descartara pistas falsas que “llegaron desde distintos puntos del país e incluso del exterior, todas ellas surgidas en el marco del ofrecimiento de recompensa -actualmente de 5.000.000 de pesos- por información sobre el paradero de la joven”, informó hace dos semanas la página Web de la Procuración General de la Nación, www.fiscales.gob.ar.
Villalba llamó a prestar declaración a varios testigos. Entre ellos a un hermano de Romero, de nombre de David. El hombre dijo “si mi hermano se había mandado una macana, que se haga cargo”.
Las contradicciones de Romero sobre dónde levantó y dónde dejó a Cash y las declaraciones de los testigos que declararon las últimas semanas apuntaron la dirección de la investigación hacia el camionero. También fueron importantes escuchas telefónicas donde desde el entorno familia se hacía referencia a no cambiar las declaraciones”, explicó a LA NACION una fuente judicial.
Ayer, en medio de su declaración se le preguntó por las divergencias sobre las diferencias de tiempo en los viajes de ida y vuelta a Joaquín V. González el día en que desapareció la diseñadora y el que hizo exactamente un mes después, dato que se conoció tras un análisis de impactos de antenas de telefonía celular. El sospechoso, sin demasiados detalles, explicó que “fue por desperfectos del camión”, pero esa información se contradice con lo que afirmaron otros testigos de su entorno, como compañeros de trabajo y su hermano.
“A medida que las contradicciones e incongruencias de sus dichos se sucedían, Romero finalmente cambió su postura y se limitó a repetir una y otra vez que es ´totalmente inocente’, que no le hizo nada malo a Cash y que, si supiera algo de lo sucedido con ella, lo ‘diría’”, explicaron las fuentes consultadas.
Conforme a los criterios de