La princesa Amalia de Orange está destinada a reinar los Países Bajos algún día. Sin embargo, más allá del protocolo y las expectativas, la hija mayor del rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima Zorreguieta viene demostrando un fuerte compromiso con su papel y una preparación rigurosa para asumir su responsabilidad cuando llegue el momento.
Aunque Amalia, quien fue atacada por su apariencia física, es consciente de su rol, para su madre sigue siendo “su bebé”. En una entrevista, Máxima dijo la admiración que siente por su hija y destacó la madurez con la que la joven enfrenta su futuro: “Sigue siendo mi pequeño bebé, pero lo está haciendo muy bien. Es muy responsable y sabe lo que le espera”. Dijo la madre de Ariane que sufre un problema de salud complicado.
Para prepararse para el trono, Amalia ingresó en 2022 a la Universidad de Ámsterdam, donde estudia un desafiante programa que combina Política, Psicología, Derecho y Economía (PPLE). Esta formación multidisciplinaria le proporciona herramientas fundamentales para el ejercicio de su futura función.
Desde el análisis de políticas públicas hasta la comprensión del comportamiento humano, cada una de estas disciplinas le permitirá desempeñar un papel activo en la vida política y social del país. Sin embargo, su vida universitaria se vio abruptamente interrumpida en 2022 cuando trascendió que la mafia la había amenazado.
A raíz de esta situación, Amalia tuvo que abandonar su residencia en Ámsterdam y regresar al palacio Huis ten Bosch, en La Haya, bajo estrictas medidas de seguridad. En un viaje oficial al Caribe, confesó: “Todavía lo estoy pasando muy mal. Extraño la vida universitaria y poder caminar libremente por la calle”.
Si bien la princesa tiene la obligación de formarse para su futuro papel, sus padres remarcaron que su prioridad actual es la educación. “Debe enfocarse primero en sus estudios, y después ver qué viene”, aseguró el rey Guillermo.
Aun así, en 2021, obtuvo un puesto en el Consejo de Estado, donde asistió a reuniones clave y ofreció su primer discurso institucional. En paralelo, se generó una controversia en torno a la asignación de 1,5 millones de euros anuales para sus gastos de Estado y seguridad.
Aunque esta suma está estipulada por la Constitución, Amalia decidió renunciar temporalmente a ella, argumentando que no la consideraba justificada mientras no estuviera cumpliendo funciones oficiales. La princesa para alejarse de toda esta situación se tomó unas vacaciones con su hermana en ni más ni menos que Villa La Angostura, Argentina, donde se las vio disfrutando en bikini.
A pesar de las adversidades, Amalia se perfila como una futura reina preparada, consciente del peso de su cargo y dispuesta a seguir los pasos de su madre, quien supo equilibrar su papel institucional con su carácter cercano y humano. Por ahora, su enfoque sigue estando en los estudios, pero el mundo la observa de cerca.