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El Juego del Calamar: así comenzó la segunda temporada, qué pasa con Player 456?

La segunda temporada de El juego del calamar (Squid Game 2), la serie surcoreana dirigida por Hwang Dong-hyuk que causó tanto furor como polémica en 2021, se estrenó como siempre desde la plataforma Netflix.

La receta pareciera ser la ya conocida: violencia, planos cortos de rostros en penumbras, momentos de tensión que rondan lo insoportable (y solo implotan con la llegada de la muerte) y un dejo de ironía y humor oscuro a cada paso, pero con un giro argumental.

Se acaba de estrenar en Netflix la segunda temporada entera de la serie “El juego del calamar”.

Para quien no vio la primera parte, la serie se basa en una competición secreta en la que 456 personas, con grandes necesidades económicas, compiten en una isla con juegos infantiles por un premio millonario que resolverá sus vidas. Pero a cambio, aquellos que resulten eliminados serán asesinados de formas violentas, en una trama llena de terror, suspenso y crítica social.

El personaje principal

El protagonista vuelve a ser Seong Gi-Hun, o “Player 456”, ganador de la edición anterior. Pero con un cambio radical: ya no llega a los lúgubres Juegos por una situación económica insostenible y la necesidad de darle una mejor calidad de vida a su hija. Ya no es solo un hombre tratando de sobrevivir a las competencias mortales, sino un intento de héroe buscando respuestas.

“El Juego del Calamar”, temporada 2, ya está disponible en su totalidad. Foto de prensa gentileza Netflix.

Hun, que al final de la primera temporada, con los millones de wones en sus bolsillos, promete ir a Estados Unidos junto a su familia para tener una vida mejor, parece descartar completamente esa idea y ahora (tres años después) el premio es otro: encontrar a quien lo llevó a esa isla y -además de decirle “sus verdades”- desasnar la punta del ovillo para terminar con esa carnicería humana desde adentro.

Algo parecido a lo que pasa en la saga Los juegos del hambre: ya no se trata de la resiliencia en un contexto hostil, sino de volver a ese contexto para destruirlo para siempre.

Resulta llamativo que las narrativas sobre revoluciones o luchas contra diferentes órdenes establecidos, el quiebre casi siempre se da por un hombre (o mujer) que se cansa y decide dar vuelta las cosas. Nunca es una comunidad organizada peleando contra una desigualdad y buscando un nuevo orden, sino solamente alguien que pareciera “ver más que el resto” y se pone “la diez” para pagar la cuenta de todos. Este caso no escapa a esa lógica.

Volvió “El Juego del Calamar”, la serie surcoreana dirigida por Hwang Dong-hyuk que causó tanto furor como polémica en 2021. Foto de prensa gentileza Netflix

En esa idea anda el ex 456: en buscar a sus reclutadores, que debe andar por ahí ofreciéndole juegos y plata fácil a personas ahorcadas financieramente y excluidas del sistema. Para eso usa el mismo dinero que ganó en la edición anterior y contrata personas que estarán en todas las estaciones de trenes y subtes buscando a un hombre con un maletín y traje ofreciendo tratos extraños.

La crítica al sistema capitalista persiste con la pintura de una sociedad gris, chata y competitiva, donde cada uno busca un camino individualista de salvación. Y sigue siendo tan cruda como los mismos juegos homicidas.

Video

El tráiler de la segunda temporada de El juego del calamar

Quizá una pequeña modificación en las reglas de la competencia pareciera abrir nuevas críticas a las falsas fantasías de elección y autodeterminación.

De hipódromos y mascotas

Finalizando la temporada anterior, el capítulo 9 llega a su cúspide con aquella frase grandiosa donde uno de los líderes del movimiento le dice a Hum “Ustedes son los caballos en un hipódromo”. Ahora encuentra su contracara cuando en el desenlace del primer episodio del 2024, nuestro héroe se encuentra con su primer verdugo y le dice “Eres solo el perro de tu amo”.

“El Juego del Calamar”, temporada 2. Foto: NETFLIX

Ese final de capitulo en el que gana en sentido toda la construcción narrativa de más de una hora (en la que por momentos el tiempo pareciera estirarse demasiado) llega a su punto máximo con la muerte como inevitable protagonista, pero matizada magistralmente por la siempre efectiva para desenlaces Time to Say Goodbye de Andrea Bocelli.

En ese momento quedan en claro dos ejes argumentales que acompañarán los siguientes siete capítulos de esta entrega:

  1. Hun nunca dejará de ser 456 y lo vivido en esa isla no lo abandonará haga lo que haga
  2. Hasta el más despiadado asesino le teme a un hombre sin miedo a romper las reglas.
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