“No viene nadie, la puta madre”. Al mediodía del último miércoles 9 se mascullaba bronca y frustración entre las máximas referencias libertarias santafesinas. Les acababan de confirmar que ni Karina Milei ni Patricia Bullrich iban a viajar esa tarde a Rosario, para cumplir con la promesa de participar del cierre de la campaña de LLA para los comicios provinciales de este domingo. Es el arranque de un año electoral clave.
La explicación oficial que recibieron fue que la marcha callejera de la CGT, en el prólogo del paro general del jueves, obligaba a las funcionarias a quedarse en Buenos Aires. Mentes más quisquillosas del espacio barruntaron, en cambio, que era un síntoma de sacarle el cuerpo a un posible mal resultado en las urnas. Se eligen convencionales constituyentes y el amplio favorito es el gobernador Maximiliano Pullaro, que encabeza su lista.
Santa Fe constituye hoy la primera prueba del nuevo experimento político-partidario que Javier Milei delegó absolutamente en su hermanísima, la persona con mayor poder en el Gobierno por su relación simbiótica con el Presidente. “No se conciben uno sin el otro”, detalla alguien que los trata desde hace tiempo.
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Para evitar las “contaminaciones” que tuvieron en el armado de las listas en 2023, la secretaria General de la Presidencia se trazó un plan por etapas. La primera, que La Libertad Avanza tuviera su sello en todas las provincias y a nivel nacional. Cumplido. La segunda es presentarse sin coaliciones. O si alguien quiere aliarse, que se someta a la conformación de la boleta según los deseos de Karina. Ese objetivo está en proceso, como sucede hoy en Santa Fe y ocurrirá dentro de un mes en la Ciudad de Buenos Aires.
Los supuestos beneficios de la estrategia, vinculados a la pureza libertaria de las candidaturas, provocan ciertas tensiones dentro y fuera de LLA. Internamente, porque pululan en las listas ya cerradas nombres más vinculados a la cercanía karinista (o recomendados a la hermanísima por allegados… ¿con interés limitado a lo político?) que a la identidad partidaria. El caso del porteño Ramiro Marra, expulsado por Karina y con boleta propia, es uno de los mejores ejemplos. Lejos de ser el único.
Hacia afuera, el modelo adoptado genera cortocircuitos evitables con aliados casi incondicionales. La demostración más palpable es el PRO. Imprescindible para LLA en cualquier maniobra en el Congreso, por decisión de la funcionaria chocan en CABA y coquetean en la provincia de Buenos Aires, para indignación de los Macri, Jorge y Mauricio.
Esta semana volvieron a armar una foto con el acercamiento bonaerense. Karina Milei, junto a sus laderos Eduardo ‘Lule’ Menem y Sebastián Pareja, se volvieron a reunir con Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro. El desdoblamiento provincial y, sobre todo, la ruptura entre Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner alienta el acuerdo LLA-PRO. ¿Bajo qué condiciones? ¿Las de la hermanísima?
Los amarillos provinciales cuentan con una a favor y otra en contra. La presión del expresidente Macri, entre ésta última. El escaso fanatismo karinista por la figura de José Luis Espert al frente de la lista (el único pedido de su hermano) podría hacerla más flexible. Espert y Santilli ya hicieron campaña juntos en 2023, bajo el paraguas de Horacio Rodríguez Larreta. Qué tiempos.
La obsesión de la secretaria General de la Presidencia en pos de ganarle al PRO en la Ciudad, que gestiona hace casi dos décadas, se contrapone con su apertura bonaerense. ¿Sólo se explica desde la tirria personal que se tienen con Macri (Mauricio)? La contradicción será difícil de explicar al electorado atento, cuando a cuatro días de la elección porteña deban presentarse las alianzas del otro lado de la General Paz o el Riachuelo.
Semejante incoherencia podría consolidar la idea de que la hermanísima ralee definitivamente su presencia en el proselitismo capitalino, para que la atención se concentre en Manuel Adorni, el vocero-candidato que no pudo incidir en ni una sola de las candidaturas de la lista que encabeza. Otra vez, como en Santa Fe, karinismo sin Karina.
A esa interpretación del posible corrimiento le hace frente otra hipótesis, más venenosa, claro: que pueda no responder a un acto de generosidad sino a algunas encuestas que llegan a lo alto del poder y ofrecen números por debajo de las expectativas iniciales.
Acaso implique una suerte de blindaje. Como el que consiguió el Gobierno para que la Comisión Investigadora en Diputados del escándalo cripto de $Libra evite citar a los hermanos Milei, los protagonistas del caso. A cambio, “entregaron” para que declaren, entre otros, al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y nada menos que al “mejor ministro de Economía de la historia”, Luis ‘Toto’ Caputo.
Abre paréntesis. Fuentes del Palacio de Hacienda transmitieron la sorpresa del ministro Caputo por esa concesión oficialista para paliar el apetito opositor por Karina. El malestar debió ser velozmente dejado atrás para encarar la consagración del acuerdo con el FMI y el anuncio de la nueva fase del programa económico, con el levantamiento parcial del cepo incluido, que el propio Caputo y el Presidente anunciaron el viernes. Cierra paréntesis.
Voces legislativas dejaron trascender que, más allá de la intención de evitar la conformación de esa Comisión para investigar $Libra, una vez aprobada la iniciativa les sorprendió no recibir los llamados habituales en nombre de Santiago Caputo, esta vez para dejar afuera a Karina de las citaciones. En la Casa Rosada niegan de manera rotunda cualquier animosidad del asesorísimo para con la hermana presidencial.
Parafraseando a Milei, Caputo tampoco come vidrio. Y si bien su relación con la hermanísima no pasa por su mejor momento –ha quedado desairado también en cuestiones electorales–, calibra hasta dónde cuestionar y baja su perfil. Porque asume que sin Karina no hay Milei. Y no son estos los mejores tiempos para agitar intriga alguna. Aún cuando existan.