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La génesis de la crisis del PRO: la noche que Mauricio Macri corrió a la esposa de Diego Valenzuela de la cúpula bonaerense para debilitar a Patricia Bullrich

La noche del jueves 23 de mayo del año pasado, seis meses después de la elección presidencial que consagró a Javier Milei y ocho meses antes del último cisma interno del PRO, el partido que conduce Mauricio Macri empezó a sufrir una ruptura que amenaza con dinamitar buena parte de la estructura que mantiene vigente desde hace dos décadas, con dirigentes que están animándose a usar la garrocha para saltar hacia las filas libertarias.

Esa tarde, veinticuatro miembros de los 33 que integraban la mesa provincial renunciaron y dejaron acéfala la conducción, que necesitaba tener al menos dos tercios de integrantes, y que estaba a cargo de Daniela Reich, legisladora provincial y además esposa del intendente de Tres de Febrero Diego Valenzuela.

La orden la bajó Mauricio Macri, poco después de asumir la presidencia del PRO nacional y en medio de su feroz interna con Patricia Bullrich, que inmediatamente se alineó con Valenzuela y salió a decir que estaban plantando “un golpe de Estado” en el espacio a nivel bonaerense.

Entre la lista de dirigentes que se fueron ese día del consejo directivo bonaerense figuraban los diputados nacionales Cristian Ritondo, Diego Santilli y Martín Yeza, la intendenta de Vicente López Soledad Martínez, el de General Pueyrredón Guillermo Montenegro, y otros que respondían internamente al PRO nacional de Macri. Casi en simultáneo, Ritondo fue candidateado como nuevo jefe del partido en la Provincia, cargo que asumiría tiempo después, sin competencia interna porque el bullrichismo se abrió de la disputa.

El detonante previo a la crisis bonaerense

La decisión de aislar a Valenzuela y Reich se había tomado 48 horas antes, el martes, en un Zoom que Mauricio Macri armó con su mesa chica y al que no invitó a la mano derecha de Bullrich, quien todavía es vicepresidente del PRO, el diputado nacional Damián Arabia.

¿El motivo? El sábado anterior hubo un encuentro en la localidad de Luis Guillón que organizaron Bullrich, Valenzuela y el legislador libertario Sebastián Pareja, con foto incluida y bandera del naciente espacio “Apertura Republicana”, que se leyó como un intento de la ministra de Seguridad por fusionar ambas fuerzas al menos en territorio bonaerense.

Selfie. Karina Milei y Patricia Bullrich, con Diego Valenzuela y las autoridades del bloque de LLA.

Fue tras ese episodio que Macri ordenó a sus dirigentes que abandonaran el partido provincial y, en los hechos, sacaran del control a Reich, que originalmente había llegado como vicepresidenta de Jorge Macri y, tras la ida de este a Ciudad de Buenos Aires, tenía garantizado mandato hasta 2026. Fue por eso que el bullrichismo salió a clamar un “golpe de Estado”.

“Mauricio armó una mesa con su club de amigos para imponer a Ritondo y decidir este golpe de Estado”, sostuvieron entonces desde el bullrichismo. Fuentes del macrismo, en cambio, aseguraron por esos días que la decisión contó con el aval de todos los referentes partidarios, como dirigentes que responden al larretismo, por ejemplo Silvia Lospennato, y resaltaron que fue mayoritaria.

La Asamblea que consagró a Martín Yeza, el otro disparador

Poco más de un mes después, hubo otro episodio que desencadenó la división absoluta dentro del PRO, entre quienes responden a Macri y quienes son leales a Bullrich. Fue otro jueves, el 4 de julio, cuando en una cumbre de la Asamblea partidaria en un hotel de Almagro, el macrismo nombró al diputado nacional Yeza como presidente del órgano encargado de establecer alianzas electorales y descartó una fusión con los libertarios.

Bullrich fue a la cita, pero ordenó a toda su gente retirarse del encuentro, en disconformidad con la decisión tomada y porque, aseguraba, se había violado un acuerdo partidario que le garantizaba presencia a su gente dentro de la Asamblea. En la puerta del Abasto Hotel, dirigentes bullrichistas expresaron su enojo y partieron a una reunión privada con su jefa política en un bar cercano de la zona.

“Los acuerdos deben cumplirse”, planteaba Bullrich, que desde hacía días venía diciendo que como la presidencia del Consejo había quedado a cargo del macrismo, la Asamblea tenía que estar bajo el ala de un dirigente propio. Cabe recordar que la ministra había sido presidenta del partido hasta hacía muy poco tiempo, en abril, cuando fue sucedida por el propio Macri.

El nuevo jefe de la Asamblea, Martín Yeza, se quejó en ese momento de la actitud del sector “patricio” del PRO. “Me sorprende que Bullrich y su equipo digan que el PRO es un partido chiquito y de perdedores; eso no se hace”, declaró el ex intendente de Pinamar en una entrevista con Clarín.

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