El impacto de las noticias falsas, un fenómeno contemporáneo que asola democracias y procesos informativos en el mundo, no es exclusivo de la era digital. A lo largo de la historia, la desinformación ha tenido un papel fundamental en conflictos políticos y territoriales.
Y Christopher Carpenter, un estadounidense apasionado, junto con el ingeniero e historiador argentino Jorge Beramendi, demostraron que el caso Malvinas no es la excepción.
El rol de George Baylies en la ocupación de Malvinas
La figura central de esta narrativa es George W. Baylies, cónsul estadounidense en el Río de la Plata, quien tomó protagonismo tras la muerte del encargado de negocios J.M. Forbes. Durante su gestión, Baylies se convirtió en un factor clave para la propagación de información errónea o sesgada, que contribuyó a la justificación británica de la ocupación de las Malvinas.
Estas “fake news” no solo desdibujaron los intereses diplomáticos estadounidenses, sino que también permitieron a Gran Bretaña reforzar su narrativa frente a la comunidad internacional.
Un contexto de inestabilidad y manipulaciones
El contexto de inestabilidad regional y la debilidad política de la Confederación Argentina facilitaron las acciones británicas. En este sentido, la intervención del “pirata” David Jewett también desempeñó un papel ambiguo.
Aunque su acción inicial al izar la bandera argentina en las Malvinas en 1820 fue un acto de soberanía, investigaciones recientes, como las del historiador Beramendi, han demostrado que Jewett no era un pirata, sino un corsario que actuaba bajo autorización legal. Esta aclaración es respaldada por documentos y testimonios de la época que contradicen las afirmaciones británicas.
Pruebas de soberanía argentina sobre las islas
Una de las pruebas más contundentes es la existencia de registros detallados que muestran que Argentina ejercía soberanía efectiva sobre las Malvinas.
Entre 1826 y 1832, los barcos que visitaban las islas debían registrarse ante el gobierno local, incluidos barcos estadounidenses y británicos, como el conocido caso del Harriet. Estos documentos desmienten la afirmación de que las islas fueran “Terra Nullius”.
La intervención estadounidense y el USS Lexington
También es crucial destacar el impacto de la intervención estadounidense. La destrucción del asentamiento argentino en las Malvinas en 1831 por el USS Lexington, bajo pretextos cuestionables, debilitó la posición argentina y allanó el camino para la ocupación británica.
Documentos diplomáticos de la época muestran cómo esta acción, respaldada por la negligencia de Baylies, contribuyó a uno de los episodios más controvertidos de la historia de las relaciones internacionales en Sudamérica.
La postura británica y su estrategia diplomática
| La Derecha Diario
Cartas y registros de figuras prominentes, como el Duque de Wellington y el ministro británico Henry S. Fox, también arrojan luz sobre las verdaderas intenciones británicas. En una carta de 1829, el Duque de Wellington advirtió sobre las implicaciones de ceder territorios en las Malvinas a potencias extranjeras y recomendó mantener una posición firme para evitar conflictos.
Este documento, junto con otras fuentes primarias, ha sido puesto a disposición del público en la página de Instagram @Malvinas_101, creada con el fin de educar y difundir información a favor del caso argentino.
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El legado de la desinformación en el caso Malvinas
Hoy, a 191 años de la ocupación británica, el estudio de casos como el de Baylies adquiere una relevancia especial en el contexto de debates sobre la soberanía y el rol de la información en los conflictos políticos.
La historia de las Malvinas sigue siendo un llamado de atención sobre cómo las “fake news”, lejos de ser un fenómeno moderno, han moldeado el destino de pueblos y territorios y lo seguirán haciendo por la posteridad. ¿Podrá la Argentina recuperar lo propio mediante la reivindicación histórica de la verdad?