Por qué se roban tantas motos: cuatro razones y un “círculo vicioso” que explican el aumento de casos

El blanco son las motos. Los asaltos de los últimos días en La Matanza con un joven baleado en uno y la muerte de dos motochorros en otro, sumado a la seguidilla de asaltos a policías en el Conurbano de los últimos días volvió a exponer una tendencia que viene creciendo de forma alarmante. No solo aumenta la cantidad de robos, sino la violencia: motochorros armados que no dudan en tirar con tal de hacerse del botín.

Todos los días se roban en el país por lo menos 166 motos, según las últimas estadísticas oficiales disponibles de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) al 30 de septiembre del año pasado y que, valga la redundancia, solo contabilizan los vehículos asegurados.

En 2019 el promedio era bastante menor, a razón de 69 por día. Es decir, en cinco años, aumentó 2,5 veces la cantidad de robos. El 60,9% ocurre en la Provincia de Buenos Aires y el 14,7% en la Ciudad. El AMBA concentra el 67,2% de los casos, aunque la mayoría corresponde al Conurbano.

La pregunta que se impone entonces es por qué se roban tantas motos. Clarín consultó a distintas fuentes que trabajan en el tema y hay varias razones detrás del fenómeno, que terminan formando un combo explosivo: motochorros, mercado ilegal, facilidad para robar y falta de controles.

Así, un medio de transporte cada vez más elegido por su economía y eficiencia, se convierte en uno de los botines más rendidores para los ladrones.

Robar para salir a robar

“El robo de motos viene en aumento y muchas son usadas en la modalidad de motochorros, con lo cual es un círculo vicioso. Roban motos para salir a robar”, explica a Clarín una fiscal de un distrito caliente del Conurbano.

Otro investigador de una de las zonas con más delitos del Gran Buenos Aires aporta: “A los delincuentes les gustan. Huyen fácil de los hechos y son fáciles de robar. Andan para todos lados y no los para nadie, aunque no lleven ni patente”.

Por eso muchos delincuentes buscan las motos simplemente como insumo o para proveer a otras bandas.

“La mayoría de los robos son en moto. Salideras bancarias, arrebatos a gente en la calle. Son de fácil huida porque se meten de contramano por las calles, van por la vereda o cruzan autopistas por puentes peatonales. Y no los para nadie porque los patrulleros dan lástima. No pueden correr un auto y ¿van a correr una moto?”, dice el funcionario judicial.

En la Ciudad de Buenos Aires, fuentes del área de Seguridad, apuntan que “el 40 por ciento de los motochorros detenidos tienen domicilio en Provincia” y la gran mayoría anda en motos robadas.

Ante la consulta de Clarín al Ministerio de Seguridad bonaerense, al cierre de esta nota no había una respuesta.

Fáciles de robar

Más allá de la cantidad, lo que más preocupa es la violencia de los hechos. Según datos de la empresa Strix, dedicada al rastreo de vehículos, el 70% de los robos denunciados en 2024 fue a mano armada. La mayoría ocurre entre las 18 y las 20 y las zonas más calientes son el oeste y el sur del GBA, que concentran el 62% de los casos registrados por la compañía.

Con esta modalidad los ladrones se hacen de la moto en marcha y con las llaves en segundos. La complicación se da cuando la víctima es policía, como ocurrió el domingo pasado en General Rodríguez. En ese episodio, un agente de civil mató a uno de los ladrones después de ser asaltado cuando iba con su hija. En la secuencia, las víctimas se cayeron pero el policía igual logró sacar su arma para defenderse y disparó.

Pero el 15 de enero, un policía porteño no corrió la misma suerte. En Castelar, motochorros persiguieron y asesinaron de un tiro por la espalda al oficial Braian Coria (34) para robarle su Kawasaki Z400. En otro robo también balearon al médico Santiago Miguel Bos (49). Ahora se supo que uno de los dos motochorros, de 15 años, que murieron en el intento de asalto en Villa Madero el viernes era investigado por el crimen de Coria y el robo a Bos.

La otra modalidad es el hurto, que en la Ciudad es más común que el robo a mano armada. A diferencia de los autos y camionetas modernas que vienen con llaves codificadas, las motos de baja cilindrada todavía se pueden levantar fácil de la calle.

“Las roban mayormente forzando el tambor de ignición de las que están estacionadas en la vía pública y lo hacen en menos de dos minutos, son excesivamente rápidos. En general, las descartan rápidamente”, dice la fiscal consultada por Clarín.

Desde ATM Seguros, una de las principales compañías que aseguran motos, explican que el 95% de los patentamientos corresponde a motos de hasta 250cc, las que principalmente se usan para actividades laborales. Terminan siendo las más robadas.

“Este tipo de vehículos resulta un objetivo frecuente para los ladrones debido a su facilidad para ser sustraídos: cuentan con menores medidas de seguridad, lo que permite levantarlas entre dos personas o robarlas mediante intimidación al conductor”, describen.

Mercado ilegal

“Motos Talle M” o “Poncho”. De esa manera se ofrecen y buscan en Facebook las motos que compradores y vendedores saben que son robadas, con total impunidad.

La vende alguien que quiere descartarla rápido porque quema y el comprador puede ser un motochorro que la necesita para salir a robar. Así, una misma moto robada puede formar parte de distintos y hasta todos los eslabones en la cadena delictiva repetidas veces hasta su desguace como repuesto robado.

Las motos y motopartes se muestran con foto y se negocian por privado o incluso al mejor postor en los comentarios. Algunas operaciones se concretan en segundos y también se ofrecen armas.

“Rouser 180 liquido talle m 90.0”, dice una de las miles de publicaciones del grupo “Solo motos talle m por los km y alrededores”. Traducido significa que ofrece una moto Bajaj Rouser 180 robada por $ 90.000. Una moto que usada y con papeles se vende por alrededor de $ 2.000.000 en plataformas legales.

Clarín consultó a Meta (la empresa dueña de Facebook) sobre la existencia de estos grupos y respondieron compartiendo las normas comunitarias de la red social y recomendaciones de seguridad. Lo curioso es que las normas de la comunidad no dicen nada sobre la venta de cosas robadas. No están permitidas las estafas, pero cuando se trata de motos “talle m” las dos partes saben de qué se trata.

Falta de controles

Los investigadores consultados por Clarín coinciden en que los controles en la calle son clave para prevenir este delito. Uno de ellos fue lapidario: “Los delincuentes andan en moto para todos lados y no los para nadie. No llevan patente, no cumplen con ninguna regla y no los paran”.

Coincide en que desde hace años se dejaron de ver operativos por parte de la Policía para controlar documentación o numeración de chasis y motor, en busca de vehículos robados. Algo que la Provincia de Buenos Aires es notorio desde el fin de la pandemia y coincide con la disparada de delitos.

“Es un tema que hace a la seguridad. Parar motos para controlarlas disminuiría mucho los hechos de inseguridad. Si las parás encontrás que la mitad tiene pedido de secuestro o la numeración suprimida”, grafica sobre lo que pasa en el Conurbano.

“Hay un incumplimiento generalizado de las normas y esto se para con decisión política. Reducís muchísimo la circulación de estos delincuentes”, insiste.

Eugenio Muerza, director comercial de ATM, dice ante la consulta de Clarín: “En ningún lugar del país hay control de la venta de motos robadas y tampoco hay seguimiento de los repuestos”.

Y también resalta la importancia de los operativos en la calle, aunque sea piantavotos: “Si los intendentes hicieran control de documentación, secuestrarían tantas motos que no tendrían lugar para depositarlas y perderían las elecciones. Se calcula que hay 1,5 millón de motos secuestradas por las autoridades en todo el país”.

Si bien es el Gobierno bonaerense el que debe brindar seguridad en la Provincia, varios municipios decidieron tomar acciones por su cuenta para prevenir los casos de motochorros.

Por el crimen del policía en Castelar, el intendente de Morón Lucas Ghi cambió a su secretario de Seguridad, reforzaron los operativos de control de tránsito y se dispondrá de mayor presupuesto para equipamiento, acción y prevención.

En Pilar desde hace dos semanas comenzaron con operativos de saturación de vehículos en distintas zonas, días y horarios alternados, a cargo de la Guardia Urbana y la Policía.

En Lomas de Zamora, hacen 300 operativos al mes de vehículos en general y más de 100 específicos de motos, en base a un análisis del mapa delictual. Cuentan además con un anillo digital y un laboratorio para el análisis forense de las imágenes que llegan al centro de monitoreo.

En San Isidro también reforzaron los controles. Además el patrullaje municipal cuenta con 46 motos y 120 camionetas blindadas. Allí el año pasado lograron bajar un 35% el robo automotor y hubo un 30% más de detenciones, también por el programa Ojos en Alerta.

En la Ciudad de Buenos Aires, para prevenir los robo de motos y sus derivados se trabaja con el anillo digital, que permite recuperar vehículos robados a las pocas horas después de la denuncia. Y hay operativos de control, sobre todo en los puentes que conectan con la Provincia y zonas de alto tránsito, como Constitución.

Aunque lejos del Conurbano, Mar del Plata por su tamaño y dinámica también sufre la inseguridad.

“Sabemos que las motos son un medio de transporte económico que se ha expandido exponencialmente en los últimos años, lo que ha cambiado la dinámica del tránsito en la ciudad. Pero también reconocemos que, desde el punto de vista delictual, son herramientas rápidas que facilitan la huida en diferentes tipos de robos. Este fenómeno también lo identificamos, lo monitoreamos y actuamos en consecuencia”, señalan desde “La Feliz”.

Durante 2024 hicieron 400 operativos, algunos junto a la Policía, en los que incautaron más de 5.000 motos. Y en lo que va del año, contabilizan 300 secuestros. “No son solo motos robadas, sino también las que están involucradas en actividades que alteran el orden público, como eventos masivos organizados de forma clandestina y generan caos de tránsito, robos piraña y peligro para terceros”, cuentan.

MG